El manzano (Malus domestica), es un árbol de la familia de las rosáceas, cultivado por su fruto, apreciado como alimento. Domesticado hace más de 15.000 años, su origen parece ser el Cáucaso y las orillas del mar Caspio. Fue introducido en Europa por los romanos y en la actualidad existen unas 1.000 variedades/cultivares, como resultado de innumerables hibridaciones entre formas silvestres.

Usos:

Es un árbol muy extendido por su uso ornamental y por sus frutos. Su madera dura y con ligero brillo es utilizada en la artesanía.

Medicinales:

Los azúcares de la manzana se asimilan fácilmente, lo cual es un inconveniente para las personas diabéticas. En este caso se recomienda comer la manzana con piel, puesto que ésta contiene la mayor parte de la pectina (fibra dietética soluble), que ayuda a retrasar la absorción de estos azúcares.

La manzana cruda actúa como un excelente dentífrico por dos razones; por un lado ayuda a limpiar los dientes; por otro, la forma de ingerirla permite la liberación de restos alimenticios en las encías. La decocción de manzanas se emplea como calmante suave en caso de insomnio ligero.

La sidra ejerce un efecto discretamente diurético, por lo que se recomienda como tratamiento complementario del edema (en aquellos casos en los que el alcohol no esté contraindicado).

Principios activos:

La corteza contiene un glucósido amargo, la floridzina, que llega a constituir el 5% del peso de la corteza, quercitina.

El fruto contiene un 80% de agua, un 15% de carbohidratos y un 5% escaso de proteínas. Es rico en pectina, vitaminas, ácido málico, ácido tartárico y ácido gálico, así como en sodio, potasio, magnesio e hierro. Gran parte de las vitaminas y minerales se localizan en la piel o justo debajo de ésta, por lo que para obtener todos sus principios alimenticios deben consumirse sin pelar.