La oveja doméstica (Ovis orientalis aries) es un mamífero cuadrúpedo ungulado rumiante doméstico, usado como ganado. Se originó a partir de la domesticación del muflón en Oriente Próximo hacia el IX milenio a. C. con el objetivo de aprovechar su piel, lana, carne y leche. Tiene una longevidad de entre 18 y 20 años, y presenta dimorfismo sexual.

Origen:

El origen de la domesticación de la oveja se encuentra en Oriente próximo, en el denominado creciente fértil. Las pruebas arqueozoológicas señalan que la domesticación tuvo lugar en torno al VII milenio a. C. Las herramientas de la biología molecular han permitido distinguir tres eventos de domesticación diferentes, basándose en tres haplogrupos diferentes de ADN mitocondrial, aunque algunos estudios distinguen hasta 5. La mayoría de los estudios atribuyen el origen silvestre de la especie al muflón asiático (Ovis orientalis orientalis), descartando así otros congéneres como el argali (Ovis ammon) o el urial (Ovis orientalis vignei) que se barajaban como posibles ancestros. El muflón europeo (Ovis orientalis musimon) sería el resultado de ovejas asilvestradas en la antigüedad, bien por haberse escapado de los rebaños o bien por haber sido abandonadas ante la aparición de razas con lanas de mejor calidad, también desde Oriente Próximo y extendidas por el comercio.

Ciclo de vida:

Después de cinco meses de gestación la oveja pare una o dos crías (algunas razas como la Romanoff pueden llegar a parir nueve crías).

Las hembras llegan a la pubertad entre los 5 y los 10 meses, en cambio los machos entre los 3 y los 6 meses de edad (aunque se recomienda esperar hasta que cada cual tengan un año para la reproducción). Para saber la edad de este animal ya sea macho o hembra y así determinar si están en la edad recomendada para la reproducción se ve su dentadura de forma que mudan los dientes después del año por lo tanto si son dientes delgados es menor del año y si son dientes gruesos determinados «paletas» es por que ya tiene cumplido el año.

Viven entre 18 y 20 años.

Inteligencia:

Según un estudio publicado en la revista Nature por Keith Kendrick, profesor de la Universidad de Greshman de Londres, las ovejas pueden distinguir entre las diferentes expresiones de otros animales pudiendo detectar los cambios en los rostros, también descubrió que pueden reconocer y distinguir entre al menos 50 individuos diferentes y recordar acontecimientos e imágenes durante un periodo de hasta dos años. Las ovejas no olvidan fácilmente, lo que hace que puedan recordar y revivir una situación traumática durante mucho tiempo. Según este estudio «las ovejas pueden ser capaces de usar el mismo sistema para recordar y responder emocionalmente a las imágenes de individuos ausentes que los humanos».